lunes, 14 de septiembre de 2020

Caso #2 Francisco / ¿Despojo?

Apenas levanté el teléfono y dos llamadas perdidas me pusieron en alerta. Tiempo atrás había acudido a un lejano pueblo a dar una breve plática sobre derechos humanos y, en efecto, los primeros dígitos coincidían con la clave lada de aquel rumbo. 

 

Previo a devolver la llamada, vino a mi mente la imagen de Francisco, un señor de setenta y cinco años, delgado y con arrugas suficientes para confesar una larga vida de arduo trabajo de campo. Tenía problemas con su casa, me dijo, la había construido desde hacía más de cuarenta años pero en fechas recientes un hombre barbudo, de ancha espalda y abultada cartera había colocado, a la brava, una reja en la calle que servía de entrada para su terreno.

 

–Más vale que te salgas o te voy a denunciar, bien sabes que tu predio estorba para el desarrollo habitacional que pienso hacer– dice que le gritó el hombre barbudo una vez acabó de colocar el candado en la reja.

 

El teléfono sonaba sin que alguien contestara, volví a intentarlo, y luego otra vez, hasta que una voz cansada por fin atendió. Pasado el saludo, dos palabras bastaron para conocer su desesperación:


 –Necesito ayuda–


Luego continuó diciéndome –Ayer llegaron a la casa dos hombres que dijeron ser policías, me enseñaron un documento el cual no entendía nada pero que en grande decía una palabra, DESPOJO, entonces amenazaron con darme quince días para que me saliera o de lo contrario vendrían por mí para meterme a la cárcel–.

 

Gramaticalmente despojo quiere decir “privar a uno de lo que goza y tiene”. El despojo es un delito, sí, regulado incluso por el artículo 184 del Código Penal de Morelos y cuya sanción alcanza hasta los diez años de prisión. En esencia te sancionan POR OCUPAR UNA PROPIEDAD QUE NO TE PERTENECE.

 

Pero claro tenemos que el despojo no se acredita ante la posesión quieta y pacífica que ejerce una persona sobre un inmueble.

 

–¿Lleva usted habitando el predio desde hace cuarenta años verdad?–

–¿Tiene usted la cesión de derechos cierto?–

 –No se preocupe entonces– le dije tratando de calmar su corazón.

 

La intimidación hacía personas de escasos recursos es muy común, aprovechan su desconocimiento y casi nula posibilidad de contratar un abogado para abusar de ello. Francisco nunca ha cometido el delito de despojo, cuarenta años de posesión lo respaldan y claro está que la denuncia penal es una argucia para quitarle su casa.


¿Piensa usted lo mismo?

¿La autoridad pensará lo mismo?

 

 

Alberto Cebada