viernes, 14 de febrero de 2020

Caso#1 Moisés/ acerca de la impotencia.

Caso# 1 / Moisés.

Acerca de la impotencia.

Cuando me saludó, pude notar que sus manos estaban pintadas de verde. Moisés me había contactado días antes con la firme esperanza de que no fuera demasiado tarde. Soy cortador de caña, me dijo al saludarme. De su gastada mochila sacó un fajo de copias tan grande como su necesidad de ayuda. Me explicaba con palabras cortantes y llenas de incertidumbre que había perdido todas sus tierras; no supo decirme más. Y es que en efecto, un Tribunal Agrario fallaba en su contra aduciendo que las cinco hectáreas que tiempo atrás fueron de Moisés pasaban ahora a nombre de otra persona. Aún queda una esperanza, la última, el amparo, pensé en silencio al terminar de leer los papeles y observaba los ojos caídos de aquel hombre de facciones reacias que me hizo recordar a mi abuelo. 

Caminamos juntos a los juzgados federales portando una misma ilusión: que el amparo directo aún no estuviera resuelto.

Al llegar, miraron a Moisés con el clásico desdén de quien no lleva un traje y una corbata bien puesta. Le hicieron dos revisiones, cuando a las personas que ingresaron antes que nosotros con una bastaba. Tuve yo que registrarlo ya que nervioso me dijo que no sabía leer y escribir. Las pequeñas letras postradas en la pared nos indicaban que habíamos llegado al Primer Tribunal Colegiado. 

Cheque entonces nervioso las listas como si fuera la primera vez que acudía a un Tribunal. Luego pedí el amparo y al terminar de leer la última hoja un escalofrío recorrió mi cuerpo. 

La justicia de la unión NO ampara a MOISES.

¿Qué puedes hacer ante una imagen como esa? Moisés tenía los documentos de sus tierras, pero no pudo exhibirlos en el juicio agrario por razones que hoy no entiendo y que, de solo pensarlas, me llena de impotencia.

Motivos me sobran para que el proyecto Di Nisi Ndukue siga caminando. Hoy fue tarde para Moisés, pero seguro mañana no habrá de serlo para quien lo necesite. La falta de asesoría jurídica es una realidad que aniquila los derechos de las comunidades indígenas. No podemos cambiar de tajo esa realidad, pero si aportar un pequeño grano de arena. Uno que haga de este mundo, un mundo mejor para ellos, nuestros indígenas.

Moisés firmó la salida del juzgado con sus manos pintadas de verde y me invitó un taco acorazado en agradecimiento, el cual disfruté como si nunca antes hubiera probado uno. 

Alberto Cebada

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